A veces sorprendo al día en uno de sus momentos más íntimos, cuando acontece el anochecer y se desvisten las horas, se funden los colores para formar el esbozo de lo que luego será un sueño y sobre el caudal de la mirada cae un aguacero arracimado de olvidos o recuerdos. No es un momento elegido sin más, sino buscado con alevosía tras permanecer al acecho durante horas que robo de cualquier lugar, ojos hacia la nada que me circunda y manos siempre abiertas por si hubiera que actuar. Tampoco es un momento traidor porque nunca le oculté al día mis intenciones: sólo recorro la superficie insípida de su piel para llegar a la de la noche, a esa otra piel que coquetea ocultando con suavidad su textura nocturna y maniquea, indecisa y sin calma.
No lo puedo evitar: la indecisión me atrae más que la seguridad y la revolución más que la tranquilidad. La noche es indecisa hasta que logra imponerse y surge como una aleación la madrugada, esas horas de reproches sin misericordia o sexo sin cordura, cuando en el fondo difuso de una copa que siempre contiene alcohol me reencuentro con quien dejé de ser y lo saludo sin nostalgia ni rencor.
O me rindo ante la evidencia: ingiero azogue destilado que me devuelve una imagen que tuvo algo de real y luego pido otra copa de lo que sea que pueda borrarla.
Pienso que no me importa dejar de ser, sin embargo sé que sólo es una estrategia pueril, un ir tirando entre engaños.
Allí, en medio de la madrugada, esa desembocadura en delta de la noche, la verdad es como lava tras la erupción, se extiende lenta y quemante, nos envuelve como un hechizo y sólo cabe el recurso a la heroicidad.
Cuando la verdad no tiene faltas de ortografía copio burdamente la sonrisa de Bogart y salgo a la calle en busca de esquinas sin acordonar o luces que oculten a medias el cuerpo desnudo de una mujer que espera.
Prendo jazmines en mi ojal y deposito mi confianza en que estén inermes las manos inasibles del azar.
20 comentarios:
Snif, snif. No gimoteo sino que huelo. Los olvidos y los recuerdos no tienen más olor que el imaginado. Este de jazmines es más real. Me gusta entrar en casas como esta, que huelen a esa flor.
Un abrazo y enhorabuena por la nueva casa.
Debes seguir siendo tú porque entonces nada sería lo mismo.
Bienvenido Fernando...qué me alegra verte por aquí. Un fuerte abrazo.
Bueno, no sé si será bueno, malo, verdad o mentira...pero bien sabes que sigo siendo yo. Besos.
Suerte. Un abrazo
..."cuando en el fondo difuso de una copa que siempre contiene alcohol me reencuentro con quien dejé de ser y lo saludo sin nostalgia ni rencor" magistral como siempre, compañero. Es un placer para los sentidos leerte.
Besos,
Antonia J Corrales
Gracias Julio, un abrazo.
Mi querida Antoñísima, muchas gracias y más besos
Pues lo dicho, Juanma. Bienvenido de nuevo y un enorme abrazo.
Te ha durado meses la construcción de tu nueva casa, pero el resultado es tela de bueno. Me colaré a menudo. Un saludo.
Enhorabuena por tu nueva casa, que sea por mucho tiempo. Un beso.
Ea, pues vamos a seguir que esta primera no desmerece en nada a las conocidas.
Un barazo
Ale: me alegra mucho leerte, ponte cómodo. Un abrazo.
Naranjito: pasa cuando quieras, faltaría más. Espero que, tras tantos meses, al menos no haya goteras. Abrazos.
Nieves: me emociona cómo lees mis entradas, créeme. Un beso.
Rafael: qué bueno que los viejos amigos no se olviden de uno. Un abrazo.
Felicidad y suerte en la nueva casa.
Siempre serás tú y te seguiremos.
Besosporcuatro.
Lo del nuevo color del blog no significará que tú también estás alilao, ¿no? ;-)
Suerte en tu nueva andadura, artista.
Un fuerte abrazo
P.S.: Esta frase de la columna de hoy de nuestro admirado Alvite en La Razón sobre Fraga, apoteósica:"Hablaba atropellado, como si tuviese la saliva en alemán"
No puede comenzarse mejor que con flores blancas.
Mis mejores deseos,Juanma.
Cómo será que cuanto más miedo tenemos a las cosas más nos atrae su lado mas atrevido. No falla...
¿conoces alguna ley que hable de esto?
Besos de reencuentro
Cita
La calle donde vivo está sembrada de jazmines.
En esta tierra es típico hacer biznagas con ellos. Se toman uno a uno y se van insertando en una base formando un hermoso ramillete.
El suyo ya forma parte de mi biznaga.
Besos mi señor Juanma.
Jazmines blancos, amarillos y morunos tengo yo en mi patio de Alájar. Me alegro mucho de tu vuelta, pero ya te puedes estar espabilando, que ya te vale dos semanitas sin publicar...
Un abrazo cervecero.
Elegir siempre es perder algo, mejor nos dejamos llevar, claro que el problema es por quien. un abrazo
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